Avañate es uno de esos vinos que nunca falla, un vino que recomendamos cuando algún cliente acude a nuestras tiendas a por una apuesta segura, ya sea para un regalo, una cena entre amigos o incluso una comida de negocios.
Pero… ¿Por qué Avañate es un vino que no falla nunca?
En primer lugar, porque es un vino elaborado con muchísimo mimo, con una producción que año tras año, apenas alcanza las 3.500 botellas. En segundo lugar, porque está elaborado con uva de altísima calidad de la variedad Tempranillo, proveniente de parcelas diseminadas en torno al municipio de Gumiel de Izán, a casi 900 metros de altitud. Parcelas de viñedo muy viejo, en algunos casos de más de 100 años, y que han pertenecido a la familia desde sus orígenes. En tercer lugar porque se somete a los rigores de una de las denominaciones de origen que más valoran aquellos que no se la quieren jugar a la hora de escoger un vino, la D.O. Ribera del Duero.
Hablemos del proyecto Avañate
Víctor Martínez Hernando es el nombre de la persona que está detrás de este apasionante micro-proyecto. Desde muchos años atrás, siempre pensó que el vino que elaboraban para la familia tan “a fuego lento”, como a él mismo le gusta decir, tenía calidad más que de sobra para consolidarse entre los grandes vinos de la Ribera del Duero. En el año 2010, no se lo pensó más y se puso manos a la obra para sacar al mercado y comercializar su vino, al que bautizó con el nombre de Avañate.
Entre los aficionados al vino, el que más y el que menos, ha escuchado alguna vez el término bodega “vigneron”. Pues bien, para describir este fenómeno, bastaría con seguir aportando ciertos datos de la bodega que regenta Víctor. Apenas 2,5 hectáreas de viñedo, 10 barricas en la bodega situada en su propia casa y 3.500 botellas de producción anual. Según el mismo comenta, es muy probable que estemos hablando de la bodega más pequeña amparada por la D.O. Ribera del Duero.
Una pregunta que el consumidor de vino se hace con bastante frecuencia, es si realmente las bodegas pequeñas suelen elaborar vino de tanta calidad. La respuesta es sencilla. El vino no es o no debería ser un producto industrial. Todo lo contrario, debe ser un producto de elaboración artesanal, donde el enólogo sea capaz de analizar y controlar los muchos factores que influyen sobre la calidad final del vino. Otro de los factores que suelen jugar a favor de estas bodegas pequeñas o “vigneron”, es el factor humano. En muchos casos, hablamos de proyectos pequeños, gestionados por familias y/o apasionados del vino. Esa pasión y ese cariño que ponen en su día a día, se ve reflejado en el resultado final.
Al final, cuando las cosas se hacen bien y se trabaja con conocimiento, constancia y buena materia prima, los reconocimientos van llegando…
Son muchos ya los premios y reconocimientos que la bodega Vinum Vitae ha ido recibiendo en estos años.
- Mención Honorífica en la categoría Author Wines with Avanãte 2011.
- En 2015 la prestigiosa plataforma de vinos alemana Wein Plus lo situó entre los 25 mejores vinos de Ribera del Duero, considerándolo como el mejor de la región.
- Medalla de Oro en los premios VINO DEARTE en 2015.
- Medalla de Plata en el Texsom International Wine Awards 2017, entrando en el grupo de élite de los únicos 15 metales de plata atribuidos a los vinos de la Ribera del Duero.